¡En defensa de las AVISPAS!

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Texto y fotografías por Biol. Oscar S. Aranda Mena

Éste artículo va especialmente dirigido a aquellas personas que odian y temen a las avispas, y haré mi mejor esfuerzo por mejorar su terrible imagen de “insectos malvados”. Si usted las detesta, no le culpo, pues desde niños se nos ha enseñado a temerles, alejarnos de ellas y matarlas o destruir sus nidos en la primera oportunidad.

Hace unos días, un vecino nos reprochaba que según él, «cientos de avispas» van a beber al pequeño recipiente con agua que le ponemos a los gatos de la calle en la puerta de casa, y que ya nadie se atrevía a pasar por ahí. Es verdad que esas pobres avispas (que no suman una decena), habían encontrado por fin un sitio dónde beber agua en éste caluroso y seco verano mediterráneo, y yo estaba orgulloso de que finalmente pudieran saciar su sed. Cada que salía de casa me detenía un momento a observarlas aterrizar en el agua con gran destreza, para tras un par de segundos echar de nuevo a volar y seguir su camino. Ante el riesgo de ser denunciados y que éste malentendido desencadenara una guerra vecinal sin sentido, no tuve otra opción que bajar los recipientes a la calle y colocar una pantalla de madera para evitar que los recipientes de agua y comida se vieran desde la acera cuando la gente pasa caminando, colocando otro recipiente con agua en nuestra terraza. Por ahora nadie se ha quejado y las avispas están utilizando el bebedero de nuestra terraza (cara de satisfacción).

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¿Es de verdad justificada esa paranoia «anti-avispas»?

En los últimos meses, cada vez han sido más frecuentes las alarmantes noticias sobre las picaduras y muertes que han ocurrido en el norte de España a causa de la invasora avispa asiática  (Vespa velutina nigritorax). Han sido muertes trágicas y desafortunadas, donde las víctimas han recibido gran cantidad de picaduras o han resultado ser alérgicas a su veneno.

Desafortunadamente, se ha creado (aún más) un rechazo indiscriminado a todas las especies de avispas, cuya reputación ya de por sí, era mala, a pesar de su importante papel en los ecosistemas como control de plagas.

Somos muchos quienes en alguna ocasión hemos sufrido alguna dolorosa picadura o hemos tenido que echar a correr tras rozar accidentalmente algún avispero, pero pocos somos los que nos hemos detenido a analizar el por qué nos han picado o nos han perseguido. No es tan sencillo que una avispa nos pique si no la provocamos. Algunas son picaduras accidentales cuando se ven atrapadas (como cuando están entre nuestra ropa o nos bebemos un vaso con bebida sin darnos cuenta que había dentro una avispa), pero la gran mayoría de picaduras podrían evitarse cambiando un poco nuestra actitud hacia ellas. Toda mi vida adulta he respetado los avisperos y nunca me he llevado algún piquete, a pesar de realizar podas o actividades muy cerca de ellas. Eso sí, advertencias y sustos los he tenido por montones.

Hay que estar siempre atentos a sus señales de advertencia, tal como haríamos con un perro que nos gruñe, aunque debo reconocer que en ocasiones sus mensajes son demasiado sutiles y no nos damos cuenta de lo que nos están advirtiendo. Por ejemplo, aquellas que están en su nido o avispero, suelen ponerse en alerta cuando uno se acerca demasiado, pero no atacarán si no hacemos ruidos o movimientos violentos que les indiquen que están en peligro. Antes de atacar, su segunda advertencia será volar directamente hacia nosotros y esquivarnos en el último momento, tal como hacen muchas aves para defender a sus nidos y polluelos. Si no hacemos caso, la tercera vez no serán tan generosas.

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Dignas de respeto y admiración

A pesar de mis argumentos, muchas personas prefieren no correr riesgos y deciden eliminarlas de todas formas. Y mientras la gente me pregunta ¿por qué hay que respetarlas?, yo prefiero agregar: ¿Por qué debemos admirarlas?

Desde los primeros tiempos, el ser humano se ha sentido fascinado por las abejas y las hormigas (sus parientes cercanos), estudiando sus complejas sociedades y sus hábitos, pero aún hoy en día sabemos muy poco acerca de las avispas a pesar de su importancia para nosotros. En el mundo de los insectos y su relación con los humanos, las avispas, junto con las abejas, son probablemente los insectos que más nos ayudan, aunque a diferencia de las abejas, sus benéficos hábitos son menos visibles y pasan prácticamente desapercibidos para nosotros. Es más, la gran mayoría de las especies de avispas que existen son inofensivas para nosotros y muchas de ellas ¡ni siquiera pican!

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Muchas avispas son cazadoras, y dedican su vida a capturar y comer larvas y orugas de insectos que dañan nuestras cosechas, e incluso alimentándose de las molestas cucarachas, como ocurre con las avispas ampulícidas (Ampulicidae). Muchas de ellas son polinizadoras durante su edad adulta, y al igual que las abejas, hacen posible que tengamos siempre disponibles semillas, frutas, verduras e incluso una deliciosa miel de avispa. Algunas especies se han especializado tanto en la polinización, que hay árboles que las necesitan obligadamente para producir frutos, como es el caso de los árboles conocidos como higueras (Ficus sp.) y las avispas de los higos, que han desarrollado una vida de beneficios mutuos (mutualismo). De esta y muchas maneras inimaginables, las avispas son nuestros aliados.

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Tal vez, una de sus habilidades más sobresalientes es su admirable capacidad ingenieril, ya que son especialistas en construcción ligera y aislamiento térmico cuyo trabajo ha sido estudiado y replicado por los humanos. Sus avisperos circulares -y aparentemente feos y sin atractivo-, son en realidad un laberinto de ecuaciones matemáticas, diseñados a la perfección para mantener el centro del nido (donde están sus huevos y larvas), perfectamente ventilado y protegido del calor y del frío, elaborados además con fibras de madera mezclada con saliva, lo que además los hace sorprendentemente ligeros y resistentes. Hay otros avisperos menos elaborados en cuyo interior pueden observarse celdas donde depositan un huevo, mismo que entre todas cuidan más allá de su nacimiento, alimentando a la larva hasta que ésta se convierte en un adulto capaz de asumir su rol en el avispero. En los días más calurosos, las avispas se colocan encima de sus huevos y larvas y baten sus alas frenéticamente para refrescar a la colonia. ¡Eso es solidaridad!

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Aguijones que no pican

Hay avispas solitarias y avispas sociales, aguijones extremadamente pequeños y otros tan grandes que pueden triplicar el tamaño del animal. Las avispas sociales, que en su mayoría son expertas cazadoras de insectos y tienen un pequeño aguijón, mismo que utilizan para paralizar a sus presas, suelen mantenerse agrupadas en sus avisperos, donde siempre hay alguna (o algunas) que están vigilantes y atentas a cualquier peligro que pueda acechar por ahí.

Las avispas solitarias por su parte, tienen unos hábitos bastante discretos y en ocasiones extraños aunque sumamente interesantes, ya que además de pasar su vida en soledad, cavan sus nidos en la tierra o la madera. Más de la mitad de especies de avispas del mundo están catalogadas como “parásitas”, aunque el término correcto para definirlas es “parasitoide”. La diferencia entre parásito y parasitoide radica en que sólo sus larvas suelen ser parásitas, pero las formas adultas no lo son, alimentándose de néctar por ejemplo.

Entre las avispas solitarias encontramos también a las avispas alfareras, que construyen sus bellos nidos con barro que recolectan de charcas cercanas, haciendo pequeñas hileras de “cantaritos” que pegan en lugares discretos, donde suelen meter dentro alguna oruga o gusano “paralizado”, que servirá de alimento para sus futuros bebés. Y ¿cómo paralizan a sus presas?, ¡con su aguijón!

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Sin embargo hay otras avispas cuyo aguijón no sirve para picar. Se han especializado tanto, que seleccionan exclusivamente una planta o un animal para depositar sus huevos, y muchas veces tienen que llegar a ellos a lo profundo de un tronco. Para lograrlo, han modificado su aguijón, que en realidad es un órgano “ovopositor”, que en ocasiones puede ser tan largo que por sí solo puede medir la misma longitud de su cuerpo. Si observa una avispa cuyo “aguijón” es extremadamente largo, no se alarme, es totalmente inofensiva y además, no construye nidos.

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Diseñadas para triunfar

Las avispas son también famosas por su estrecha cintura, y de ahí la frase “cintura de avispa”, aunque ésta no es una regla pues también hay avispas «gorditas». Al respecto existe una explicación morfológica: Aunque las avispas aparecieron hace casi 250 millones de años (en el periodo triásico), su angosta cintura (que apareció unos 50 millones de años después), fue un salto evolutivo excepcional que les permitió modificar sus estilos de vida. La minúscula separación entre su cuerpo y su abdomen significa una flexibilidad sin precedente, lo que les permite girar y maniobrar en espacios muy reducidos, además de poder “apuntar” su aguijón o su órgano ovopositor en posiciones casi imposibles de imaginar, capaces además de horadar agujeros en la madera para llegar hasta las presas más inaccesibles.

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Si yo pudiera comparar a las avispas con algún oficio humano, me resultaría imposible seleccionar sólo uno. Probablemente las seleccionaría como un grupo élite altamente especializado, dedicado a ejecutar las misiones más arriesgadas con la mayor precisión, cosa que en cierta forma hacen, y que cada vez son más quienes las utilizana gran escala como un eficaz control natural de plagas. Considero que si algún insecto podría salvar al mundo, definitivamente serían las avispas.

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¿Qué podemos hacer por ellas?

Si Usted, ha llegado hasta éste punto, tengo la esperanza de que su percepción sobre las avispas haya cambiado un poco, así que le daré algunas ideas para ayudarlas en su día a día, sin recibir un picotazo a cambio. Como lo mencionaba al inicio, las avispas también tienen que beber, y dedican una considerable energía (y tiempo) en busca de agua para beber. Es por ello que muchas (muchísimas) mueren ahogadas en piscinas y albercas en su mortal esfuerzo por saciar su sed. Colocar un recipiente con agua es un gesto de generosidad que no sólo ayudará a las avispas en los días más calurosos, sino que será extensivo para una infinidad de especies de insectos y aves. Pero tenga mucho cuidado en no convertir ese recipiente en una trampa mortal, y asegúrese de colocar en el centro del recipiente una piedra que sobresalga para que puedan sostenerse.

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Aquellas que se acercan a nuestro vaso de bebida y caen dentro accidentalmente, pueden ser rescatadas tranquilamente metiendo un trozo de servilleta para que se sujeten, o inclusive podemos hacerlo con nuestro propio dedo ya que no nos picarán. Las dejamos descansar sobre la misma servilleta o en la mesa, y tras limpiarse un poco alas y antenas, echarán a volar, seguramente agradecidas por nuestro amable gesto.

Como ocurre con todos los animales y humanos, la tolerancia tiene un límite y algunos somos mucho más sensibles (o irascibles) que otros. Lo mismo ocurre con las avispas, por lo que nunca hay que menospreciar su capacidad de hacernos daño, pues a diferencia de las abejas, éstas puede picar más de una vez, así que la cantidad de veneno inyectado se puede incrementar considerablemente.

Así que nunca olvide que la prudencia es la mejor de nuestras herramientas para prevenir y evitar accidentes. Ante cualquier duda, simplemente siga ésta sencilla regla: ¡No se meta con las avispas!

4 Comments on “¡En defensa de las AVISPAS!

  1. Hola Oscar, acabo de leer el capítulo de «las avispas de mi vida» en tu libro y ahora no puedo verlas del mismo modo que antes. Gracias por abrirme los ojos para permitir la convivencia con especies como estas..

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    • Hola Luis, muchas gracias por tomarte el tiempo, no sólo para leer el libro sino para mandarme este mensaje. Me alegra el alma saber que las avispas se han ganado a un nuevo amigo. ¡Se lo merecen! Gracias por preocuparte y por tener empatía, que en estos tiempos hace mucha falta. ¡Un saludo!

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