Texto y Fotografías por Biol. Oscar S. Aranda Mena
Abrumados por tantas noticias y publicidad engañosa que hacen un equivocado uso del medio ambiente, la ecología y el cambio climático, me he topado con el problema de cómo hablar sobre la naturaleza y el hombre sin que el lector pierda interés. Y es que desafortunadamente, en general éste es un tema que llega a oídos sordos, y tal vez sea porque no lo sabemos expresar correctamente.
Entendiendo el problema
Tal vez el problema está en que quienes hablamos de la problemática que existe entre los seres humanos y el medio ambiente, nos olvidamos totalmente que vivimos en un planeta tan dinámico, es decir, que -con o sin nosotros- el planeta sigue girando. Tal vez por ello sea tan sencillo ignorar las dificultades ambientales con las que nos encontramos diariamente y decidimos seguir con nuestras vidas como si nada sucediera, pues de cualquier forma, la naturaleza sigue su curso a pesar de lo que hagamos, para bien o para mal.
Ahí radica el problema, pues ese mundo al que estamos acostumbrados tiene características que han sido moldeadas a lo largo de miles de millones de años, a través de fenómenos naturales extremos como los sismos, erupciones volcánicas, huracanes, inundaciones, la erosión causada por el viento y el agua, así como por la actividad de los mismos seres vivos. Considerando lo inteligentes que somos como especie, es difícil entender el por qué olvidamos tan fácilmente que los cambios climáticos y los fenómenos extremos son parte natural de la vida del planeta.
Hace poco tuve una interesante discusión con mi padre, hablando del sombrío futuro que nos espera, y justo ese fue su argumento que me hizo reflexionar: siempre han habido desastres naturales catastróficos, pero son tan poco frecuentes que los olvidamos fácilmente. En 1556 por ejemplo, hubo un gran terremoto que mató a más de 830 mil personas, y otro más mató a 600 mil en 1976, y nadie los recuerda. En 2004 murieron cerca de 230 mil personas a causa de un tsunami. La pregunta obligada es, ¿hemos cambiado en algo nuestra forma de vivir? Aún seguimos construyendo nuestras casas en las orillas de los ríos, de las playas y en zonas de alta sismicidad.
Es así como llego a la conclusión del porqué no hacemos nada para remediar los daños que le causamos al planeta, pues dada nuestra egoísta naturaleza humana, poco nos importa escuchar que “estamos consumiendo el planeta”, cuando en realidad estamos firmando nuestra sentencia de muerte al acabar con los recursos que nos mantienen vivos. Efectivamente, el planeta tierra seguirá aquí, y como toda acción tiene una reacción, el planeta sufrirá los cambios necesarios para alcanzar una nueva estabilidad, donde seguramente no figuraremos nosotros como especie. Gracias a la desaparición de los dinosaurios (debido a una catástrofe natural), los mamíferos pudimos evolucionar en lo que somos ahora. Cuando nuestra especie desaparezca finalmente de la faz de la tierra, tal vez los insectos evolucionen, y tras miles de años habrá otra nueva especie que pueble el planeta como lo hacemos ahora.
Sobreviviendo a la naturaleza
Vale la pena que recordemos lo indefensos que somos ante las fuerzas naturales, como puede ser un gran terremoto, una sequía o una epidemia a gran escala. Creo que debemos preocuparnos por salvarnos a nosotros mismos, y haciéndolo adecuadamente todo lo demás tomará su lugar. Si usted, estimado lector ha llegado hasta éste último párrafo, no me queda más que felicitarlo, pues ha superado uno de los grandes defectos que nos caracterizan: la indiferencia.
No es necesario ser un sabio para saber que algo malo está sucediendo. El mundo está sometido a fenómenos naturales extremos, cuyos efectos se van a anticipar gracias a nuestra forma de aprovecharnos de la naturaleza. Es una gran presión que se acumula y que tarde o temprano estallará. No hay nada de malo en reconocer que las dinámicas naturales del mundo NO están en nuestras manos. Al reconocerlo, estaremos un paso adelante para poder interpretar todas esas señales silenciosas que la naturaleza nos da constantemente y que nos dice: “ten cuidado”. Debemos entender que si no podemos ser la solución, igualmente no debemos ser parte del problema. Acciones sencillas que nos permitan aligerar el peso para que la naturaleza siga su curso. Planta un árbol y cuídalo el resto de tu vida, respeta la naturaleza y sobre todo, ¡sé feliz!
Me moviste el corazón, aunque soy ecologista… ojalá se lo muevas a muchos más con este artículo tan bueno. Gracias hijo ❤
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Me moviste el corazón, aunque soy ecologista consciente. Seguramente moverás a muchos más con este artículo tan bueno, gracias hijo ❤
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Así es, la contribución de cada persona, en grupos y a nivel local y global puede suponer un cambio tangible en nuestra relación con la naturaleza. No es que hagamos oídos sordos -puede que en muchos momentos sí-, sino que como bien indicas, el mundo sigue girando y el medio ambiente se amolda a las acciones de lo seres humanos. Por ello, los seres humanos necesitamos ser más conscientes de nuestras acciones sobre la naturaleza porque aunque tiene capacidad de regeneración, no está de más que la cuidemos un poquito mejor.
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