Texto y Fotografías por Biol. Oscar S. Aranda Mena
Cada vez somos más los que vivimos en ciudades y perdemos todo contacto real con la naturaleza. Los parques zoológicos y los acuarios son a menudo el primer y único contacto que la gente tiene con la vida silvestre, ayudando a crear en ellos un mayor conocimiento y conciencia acerca de la biodiversidad en nuestro planeta. De no ser así, ésta gente se limitaría a vivir esa experiencia a través de los libros y la televisión. Con una creciente afluencia que supera los 600 millones de visitantes anuales en todo el mundo, las críticas hacia éstas instalaciones también crecen cada día, debido al dilema ético y moral que representa mantener animales confinados en jaulas o en recintos cerrados y bajo el cuidado de los humanos, ya que a pesar de que muchos de ellos (la mayoría probablemente) mantienen a sus animales en excelentes condiciones y amplias instalaciones, algunos otros no brindan si quiera las mínimas condiciones para ofrecerles una vida saludable y estimulante. Dada la complejidad del tema, he decidido resumir lo bueno y lo malo que tienen los zoológicos y acuarios; y lo dejaré a Usted mi estimado lector, que utilice su ojo crítico y su criterio para calificar los zoológicos y acuarios que conozca, pero sobre todo, que sea Usted quien dictamine si éstos son o no son necesarios para el mundo en el que vivimos:
Los zoológicos y acuarios son un lugar excelente para informar a la sociedad de todo lo referente al mundo natural y la necesidad de su conservación, pero son necesarias campañas de concienciación para que éstos no sean una simple exposición de animales sino que sean verdaderos centros de aprendizaje. El problema radica en que la mayoría de los visitantes (alrededor del 90%) están motivados por la simple intención de pasar un buen día “fuera de casa”. El reto está en hacer que a la gente que le preocupa la diversión, se preocupe también por la conservación. Además de la educación y la concienciación del público, la misión de los zoológicos y acuarios debe ser contribuir a la investigación, la conservación y reintroducción de las especies silvestres, trabajando en estrecha colaboración con gobiernos y organizaciones civiles para proporcionar alojamiento y asistencia a animales que lo requieran, como son aquellos confiscados del comercio ilegal, animales que entran directamente en conflicto con el humano y animales víctimas de desastres naturales o incendios. Esto es particularmente importante en lugares como México, donde prácticamente no existen centros de recuperación de fauna silvestre.
Uno de los temas que a mí en lo personal me han inquietado más, es la práctica de trasladar e intercambiar animales entre zoológicos, que en la mayoría de los casos es inevitable y necesaria. Por una parte los zoológicos y acuarios se ven en la necesidad de mantener sus colecciones frescas y atractivas para el público, pero también para asegurarse de mantener una sana variación genética en los animales que ahí reproducen. La cuestión es, que muchos individuos son separados de sus núcleos familiares o sociales, causándoles un estrés tremendo, dolor y tristeza, ya que en muchas ocasiones éstos individuos no logran adaptarse o no son aceptados por sus nuevos compañeros.
En cuanto al bienestar a los animales, siempre habrá conflictos éticos y morales, tanto por parte de los zoológicos y acuarios, como por parte de los visitantes, quienes en muchos casos son quienes molestan y estresan a los animales. Uno de los mayores problemas que enfrentan los zoológicos y acuarios es hacer “milagros” con los presupuestos que obtienen de la venta de las entradas, buscando siempre un equilibrio entre dignificar los recintos de los animales haciéndolos lo más parecido a su medio natural, brindarles una dieta adecuada (que es muy costosa), realizar chequeos médicos y mantenerlos saludables, además de proveerles positivos estímulos psicológicos diarios (conocidos como “enriquecimiento”) para evitar que sufran los efectos del confinamiento. Para ello, el personal que ahí trabaja realiza verdaderos esfuerzos por hacer que los animales vivan tranquilos y sin estrés, aunque no siempre es posible dadas las limitaciones económicas que hacen necesario jerarquizar prioridades.
La imagen de los zoológicos y los acuarios ha cambiado radicalmente en las últimas décadas, donde un sitio de exhibición de animales ha pasado a ser como un santuario de vida silvestre. De tener a los animales confinados en jaulas, se han creado ahora paisajes complejos donde aparentemente no existen muros, manteniendo en espacios muy amplios y bien acondicionados a muchas especies de animales que pueden convivir entre sí, realizando grandes esfuerzos para educar a la sociedad y cambiar la percepción que la gente tiene de los animales y sus hábitats. Sería imposible devolver a la mayoría de los animales a sus hábitats originales simplemente porque ya no existen o porque existen serias amenazas para su supervivencia, y es ahí donde los zoológicos están jugando un papel clave en la conservación. Desafortunadamente, siempre habrá excepciones en las que se busca lucrar a través de los animales, exhibiéndolos como animales de circo. En esos casos, somos nosotros quienes debemos levantar la voz y rechazarlos, haciendo que ésos sitios en particular hagan las cosas como debe ser: Que el dinero que se paga por entrar sea verdaderamente utilizado para el bienestar de los animales, la investigación y la conservación de sus hábitats.
Que buena informacion ! 🙂
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