Existen países y lugares del mundo donde no existe una temporada «de lluvias» tan particular como la que tenemos en México. Gracias a la temporada de huracanes, nuestro país se ve recompensado con varios meses de lluvias relativamente frecuentes y constantes que permiten un cambio radical en su paisaje. La vegetación de México está en su inmensa mayoría adaptada a resistir una larga temporada de sequía y a recuperarse durante la temporada húmeda. En cuestión de 2 semanas se puede observar un cambio sorprendente, y toda esa vegetación que había perdido sus hojas, permaneciendo aparentemente «inactiva», recupera su vigor y se cubre de follaje, en una celebración a la vida que es digna de admirar. Esta foto, de un Encino (Quercus sp.) en un típico paisaje de Bosque de Encino, hace una excelente referencia a este proceso. Tomada en Sierra de Lobos, Guanajuato.
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