¡Quisiera ser Pelícano!

IMG_6581a copyrightTexto y Fotografías por: Biol. Oscar S. Aranda Mena. 

¿A quién de nosotros no nos gustaría poder volar de forma tan grácil y perfecta como lo hacen los pelícanos? El verlos volar a centímetros de la superficie del mar tan cómodamente, o viajar a grandes alturas con apenas unos cuantos movimientos de sus alas me hace envidiarlos y desear ser uno de ellos.

Con ustedes, el Pelícano

Mientras los turistas se maravillan observando a los pelícanos pescando o volando a lo largo y ancho de las zonas tropicales y subtropicales del mundo, muchos de quienes viven en estos sitios, acostumbrados a verlos, se sienten indiferentes al verlos, ignorando lo maravilloso y magníficamente bellos que son desde el pico hasta las patas (literalmente hablando). No debemos olvidar que los pelícanos han formado parte de la mitología y cultura popular, y asociados también al cristianismo.

El Pelícano pardo o Neotropical (Pelecanus occidentalis) está ampliamente distribuido a ambos lados del Continente Americano, y es una especie que puede alcanzar una envergadura (ancho con las alas extendidas) de poco más de 2 metros y pesar tan solo 4 Kg. Su extrema ligereza y flexibilidad le permiten volar a más de 50 km/hora y pescar «en picada» desde alturas de 20 metros, resistiendo la zambullida gracias a que bajo la piel tienen “burbujas de aire” que absorben la fuerza del impacto. Pocas personas se imaginan que un pelícano puede vivir cerca de 30 años, una edad muy envidiable para la mayoría de las aves, y son tan comunes ahora, que pocos se imaginan que estuvieron a punto de desaparecer en los años 70´s por culpa de la contaminación. Gracias a las medidas que se han tomado, ahora la población de pelícanos en México y Norteamérica está creciendo.

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¿Tienen dientes los pelícanos ?

Como todas las aves actuales, los pelícanos no tienen dientes, pero si observamos su pico detenidamente, podremos observar una enorme “uña” al final de su pico, la cual utilizan para girar y acomodar sus huevos durante la incubación, pero igualmente la utilizan como un arma muy eficaz cuando se dan de picotazos.

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Siendo aves cuyos ancestros surgieron hace 40 millones de años, la evolución ha dotado a los pelícanos de muy singulares características, como la inmensa bolsa flexible bajo su pico. Al zambullirse para pescar, ésta bolsa se expande varias veces su tamaño, absorbiendo hasta 10 litros de agua, misma que será expulsada antes de engullir a los peces que quedaron atrapados dentro. Los primeros naturalistas creían que su bolsa era exclusivamente para almacenar peces, lo que dio lugar a cuentos y fantasías que aún persisten en la actualidad. En realidad, su bolsa sirve para atrapar peces, mismos que son engullidos (tragados) inmediatamente, aunque además sirve para controlar su temperatura corporal, pues en días calurosos, la agitan incesantemente para refrescarse, haciendo circular la sangre a través de una infinidad de venas que la atraviesan.

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Unos padres responsables

Una lección ejemplar es la que sin duda nos dan estas magníficas aves. El macho selecciona la ubicación del nido, y proporciona el material para su realización. La hembra por su parte se encarga de darle forma a su gusto y total satisfacción, teniendo siempre la última palabra.

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Ambos padres incubarán los huevos, atentos a los sonidos que desde antes de salir de su huevo emiten los polluelos, haciéndole saber a sus padres si tienen calor o frío. Los incuban de pie por 28 días, pero cuidarán de sus escandalosos pichones por 75 días, hasta que puedan valerse por sí mismos. Extremadamente demandantes de alimento, los pichones siempre están clamando por comida, guardando silencio sólo por unos segundos luego de ser alimentados. Cuando el alimento escasea, los polluelos lucharán “a muerte” por su lugar en el nido, sacando a empujones a sus hermanos menores, por lo que de los 2 o 3 huevos que sus padres depositaron, sólo 1 ó 2 sobrevivirán.

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Un ave de gran nobleza

Lo más admirable de éstas aves es su nobleza. Tan sólo el tamaño de su pico puede intimidar a cualquiera (40 cms), pero no se conoce ningún caso en que un pelícano haya atacado o agredido a un ser humano, aún cuando en muchas ocasiones sean objeto de abuso y maltrato, recibiendo a cambio de su fidelidad una severa golpiza. A pesar de nuestro injusto desprecio, flotillas enteras de pelícanos siguen fielmente a las lanchas de pesca, y otros más esperarán pacientemente durante todo el día en los muelles a los pescadores, quienes a su regreso les regalarán gustosamente los sobrantes de su pesca.

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Quisiera ser un pelícano para ver nuestro mundo desde otra perspectiva y admirar la belleza de los paisajes que desde abajo no valoramos. Quisiera ser un pelícano para hacerle ver a los humanos lo grande y valiosa que es la vida misma. Si bien no puedo ser uno de ellos, sí puedo hablar por ellos, y estoy seguro que alzarían su voz para reclamar cielos azules y mares limpios. Al final de todo, creo que no somos tan distintos, pues todos queremos el mismo futuro. ¿Usted no?

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