Publicado el 3 03+00:00 octubre 03+00:00 2013 por Oscar S. Aranda
Texto y Fotografías por Biol. Oscar S. Aranda Mena
Cuando hablamos de las plantas, siempre nos imaginamos aquellas que tienen flores o dan frutos, o tal vez pensamos en algún frondoso árbol. Pocos nos detendríamos a pensar en los musgos, a pesar de que están en todas partes. Curiosamente son unas de las plantas vivas más antiguas del planeta, que surgieron hace unos 500 millones de años, antes que aparecieran las plantas con semillas que ahora dominan la tierra. Cuando escuchamos la palabra “musgo”, seguramente nos viene a la mente el término “Barba de peña”, tal como la comocemos en México, indispensable para adornar los arreglos navideños, tradicionalmente conocidos como “nacimientos” o “belenes”. Pero más allá de su atractivo como elemento decorativo, son los aspectos de su vida lo que los hace tan especiales: No tienen ningún sistema para transportar ni almacenar agua, no tienen raíces, ni tallo, ni hojas verdaderas, careciendo además de flores y frutos, por lo que se reproducen a través de esporas, como los hongos. Suena fantástico y es cierto: son tan exitosos que los musgos (que forman parte del Orden de las «briofitas») comprenden unas 12 mil especies distintas.
Habitantes de lugares insospechados
A pesar de no tener una estructura rígida que les permita crecer “hacia arriba”, han logrado vivir en lugares innimaginables para otras especies: Desde áridos desiertos hasta en el fondo de los lagos y ríos, o desde la corteza de un árbol hasta el tejado de un edificio. Hay quienes los denominan plantas “masoquistas”, por vivir en lugares desfavorables para el resto de las plantas. Lo cierto es que es precisamente es esa sencillez de sus estructuras lo que los ha hecho capaces de aprovechar estos ambientes tan hostiles. Pero, ¿cómo pueden estas plantas sobrevivir? Para entenderlo, debemos transportarnos mentalmente a la pequeñez de su mundo e imaginarlos como un bosque en escala milimétrica. Así, son capaces de absorber eficiente y rápidamente el agua del aire y retenerla como una esponja. Además, por su tamaño, también absorben los nutrientes directamente, ya que lo que parecen ser sus raíces, simplemente se encargan de fijarlos al lugar donde se establecen.
Los reyes de la resurrección
Su más admirable adaptación es sin duda la capacidad que tienen de volver a la vida tras largos, verdaderamente largos períodos de sequía. Se han revivido en laboratorio musgos que habían sido recolectados 25 años atrás, aunque no se ha logrado determinar cómo pueden vivir sin humedad, ni luz, ni agua por tanto tiempo, aunque se ha comprobado que pueden “revivir” en tan sólo unos minutos. Al ser plantas tan sencillas y pequeñas, absorben agua tan fácil y rápido como la pierden, por lo que deben aprovechar esos momentos “húmedos” para reproducirse. En realidad, esas alfombras verdes que vemos cubriendo rocas y suelos en el bosque, son una intrincada red de miles y millones de pequeñas plantitas.
Los antiguos aliados del hombre están amenazados
Actualmente, el aprovechamiento del musgo por parte del hombre es prácticamente nulo, limitándose a su uso como material ornamental, principalmente. Sin embargo, ha sido utilizado durante miles de años y hasta no hace mucho, fue utilizado como material de construcción (aislante) o relleno para almohadas y colchones, o como remedio natural para muchas dolencias en la medicina tradicional. Sin duda la mayor utilidad que estas plantitas tienen es en el medio ambiente es el invaluable aporte que hacen a la naturaleza: Al colonizar lugares estériles como rocas o suelos desnudos, ayudan a evitar la erosión y contribuyen a la captación de nutrientes, manteniendo además la humedad tan necesaria para la germinación de otro tipo de plantas y árboles. Es así como tras un incendio que ha arrasado con todo, los primeros en aparecer serán los musgos.
Desafortunadamente, el extendido uso del musgo como un elemento decorativo, está desgarrando la piel de nuestros bosques y selvas, provocando daños incalculables. Actualmente no sólo en México sino en muchos lugares del mundo (incluyendo Estados Unidos y algunos lugares de Europa), la recolección ilegal del musgo está fuera de control. Al no haber musgos en el suelo, las rocas o en los troncos de los árboles, la humedad se pierede mucho más rapido, provocando que los bosques se vuelvan ambientes más secos y propensos a los fatales incendios. Si tenemos un musgo en casa, probablemente le podamos dar un mejor uso colocándolo en lugares húmedos fuera de casa y cuidarlo como una plantita más.
Es tiempo de cambiar nuestras costumbres judeo-cristianas, y adornar nuestros nacimientos navideños con decoración alternativa. Al fin y al cabo, Belén no era un sitio donde particularmente estuviera cubierto de musgo. Yo por mi parte, intentaré convencer a la gente de no utilizar la “Barba de peña” sino una divertida mezcla de pasto, arena y rocas. Este es mi primer intento, así que téngalo en cuenta en la próxima navidad.
Categoria: Interés General y Curiosidades, Mundo VegetalEtiquetas: barba de peña, briofitas, importancia briofitas, importancia musgo, musgos, Oscar Aranda, recolección musgo
Ay, qué lindo es el musguito en la piedra ay si si si… así dice una canción. Muy bonito e instructivo tu escrito, además muy interesante.
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